Naturaleza infinita
Noruega de fiordos
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La caprichosa naturaleza rompe la costa Noruega con un sinfín de cortados, acantilados, cascadas, prados e islas formando sus míticos fiordos, uno de los paisajes más impactantes y bellos del mundo. Teresa Álvarez. Imágenes: Álvaro Fernández Prieto
Hay espacios que te reconcilian con el mundo, que te hacen saber que estar allí en ese momento es lo mejor que podrías hacer, que eres un ser privilegiado por disfrutar de esa visión extraordinaria de riscos, acantilados, cascadas, bosques y mar. Hay lugares a los que querrías volver una y otra vez, descubrir cada camino donde la sorpresa natural está garantizada. Sin duda, uno de estos destinos es la espectacular Noruega de los Fiordos y el mejor momento para disfrutar de la fabulosa experiencia es justo ahora, en pleno verano, cuando el sol no se pone y los días son de 25 horas.
Calificada por la revista National Geographic como el destino más emblemático del mundo, la costa suroeste de Noruega recorta sobre el mar un juego imposible de entrantes y salientes navegables, patrimonio de la Humanidad desde 2005 en sus dos más famosos nombres: Geirangerfjorden y Naero/fjorden. Al segundo de los dos fiordos se accede desde el Fiordo del Sueño (Sognefjord) que tras un recorrido idílico gira para dirigirse hacia un estrecho pasillo de agua entre imponentes montañas con más de mil metros de altitud y cumbres nevadas, cascadas caprichosas e idílicas granjas de mil colores brillantes.
Abrazando un sueño
El Fiordo del Sueño es una de las regiones más visitadas y apreciadas del paisaje noruego. En sus recónditos brazos acoge pequeñas villas que se reparten a lo largo de sus 204 km de extensión, todas ellas integradas por casas de madera pintadas de diferentes colores, siempre vivos, que les permiten animar ese largo invierno sin sol, sin luz, de blanca nieve. Con un clima primaveral durante todo el estío y con una noche corta o casi inexistente, esta región resume todos los atractivos que soñamos de Noruega. En un recorrido en barco, el sigiloso discurrir se rompe con las expresiones de asombro de los turistas en la cubierta. De nuevo una cascada, de repente una cumbre nevada, un bosque, una isla más que parece un trozo de los Alpes en medio del mar.
Diamante glaciar
Pero los atractivos no terminan en el agua y las agrestes cumbres. Si lo que se busca es disfrutar del salmón noruego, su pesca y su cría, uno de los más famosos ríos cruza el bello pueblo de Laerdalsøyri; si se desea conocer la arquitectura local, la aldea de Balestrad, famosa por sus casas de madera, es la parada perfecta. Muy cerca se puede experimentar la extraña sensación de conocer e incluso pasear en un verdadero glaciar, el Nigardsbreen, un brazo del mayor glaciar de Europa continental que marca el paso del tiempo y del cambio climático en su intenso decrecer. En las puertas de este glaciar se halla el Museo Noruego del Glaciar, un buen comienzo para esta aventura. Siempre acompañado de un guía local acreditado se pueden realizar excursiones bastante seguras con botas de clavos que permitirán conocer de cerca estas inmensas moles de hielo, cuyo interior revela un brillante color azul irrepetible en ningún otro elemento de la naturaleza. Es como si uno se pudiera meter dentro de un inmenso diamante. Con el equipo preparado para el frío y la nieve, las cumbres de Stryn ofrecen las experiencias del esquí y del snowboard durante todo el año, incluso en agosto.
Cultura nórdica
Cinco de las 28 iglesias medievales de madera tan características de Noruega están situadas en esta zona (Urnes, Borgund, Hopperstad, Undredal y Kaupange). La de Urnes es la más antigua del país, construida en 1130, y sorprende por su altísimo nivel de conservación, con sus pórticos adornados con tallas de animales que recuerdan a la ornamentación celta. La iglesia de Undredal es la más pequeña y está situada en una aldea de importante prestigio como elaboradora de queso.
El tren de Flåm
Flåmsbana, el ferrocarril de Flåm, es sin duda uno de los recorridos ferroviarios más bellos del mundo. La salida desde la pequeña localidad de Flåm, a orillas del fiordo, es el inicio de un recorrido de 20 kilómetros ascendiendo más de 800 metros y recorre parajes increíbles parando en una de las más bellas cascadas para disfrutar de un insospechado espectáculo de música y danza. Al final del trayecto se encuentra la bella estación de montaña de Myrdal, donde se puede tomar un tren a Oslo o a Bergen. El tren realiza constantes recorridos diarios y se mantiene abierto durante toda la temporada estival.
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