Generoso con el tiempo
El vino de la semana: Tío Pepe en Rama saca 2023
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El de esta semana es un nombre ya legendario en el vino generoso, que se reinventó saliendo al mercado sin filtrar y con el que ahora recomiendo dar una vuelta de tuerca más dejándolo en el botellero unos cuantos meses para descubrir nuevas sensaciones. Raquel Pardo
Hace un par de semanas se celebró la Feria de Jerez, un encuentro festivo donde el caballo, el flamenco y el vino viven su fiesta, en su tierra y con sus gentes. Esos días los jerezanos y los visitantes se ponen sus galas (ellas, vestido de volantes y flores en el pelo; ellos, guayabera y sombrero para que el sol no abrase y el alcohol no haga más estragos de los que se le suponen) y el albero del recinto ferial marca el tono de unos días agotadores, pero placenteros en muchos sentidos.
Aunque en esta feria, como en otras de Andalucía, el rebujito y otras mezclas que logran rebajar el volumen alcohólico de los vinos son bienvenidas por aquello de que hay que aguantar de pie (que ya no sobrios) todo el día, lo suyo es que algún fino también caiga, porque, además, es lo que apetece, sobre todo si te gusta el vino, como es nuestro caso.
Este año volví a la feria después de mucho tiempo y durante la pausa para comer, en el restaurante La Tasca, un local inaugurado en 1974 del que Pepe Monforte, autor de Cosasdecomé, dice que tiene “una de las colecciones de jereces en carta más completas de la ciudad”, se descorchó, primero una botella, luego todas las existencias, de Tío Pepe en Rama, pero no la saca de este año, recién salida a escena, si no la del año anterior. Desde que salió al mercado, Tío Pepe en Rama va actualizando ediciones y lo suyo es probar la que está en curso, pero la apuesta del restaurante fue dejarse unas botellas en reserva que descorchamos en la mesa, descubriendo una cara diferente de este vino que algunos de los comensales, profesionales del sector, calificaron como anecdótico, precisamente porque lo habitual es que sea la última saca a la venta la que se ofrezca también en la sala del restaurante.
Sin embargo, este añito de espera, de guarda, desveló un vino evolucionado, que mantenía la frescura y el carácter afilado que acompaña a este fino, edición sin filtrar del clásico Tío Pepe, pero añadía una finura y unas notas tostadas que le dieron un plus de interés, de forma que corrieron botellas por la mesa hasta agotar existencias.
Este episodio es la excusa para apostar por saltarse lo que puede parecer una norma y atreverse a descubrir las posibilidades de los generosos del Marco de Jerez, unos vinos a los que muchas veces tenemos por inmovilistas, pero que pueden dar sorpresas como esta, con algo de guarda, un paso que hace unos años se veía, en el caso del fino, casi como una condena al líquido, y esos toques tostados, de pan grillé y ese color ya no dorado, sino más ambarino, se veían como los de un vino que ya había vivido sus mejores momentos.
Sin embargo, ese Tío Pepe, en su, llamémosle, segunda vida, fue un más que agradable descubrimiento, que se puede replicar en casa, tan solo dejándolo reposar en la bodega y aguardar hasta el año siguiente. Eso sí, aunque el de esta semana es el vino de la saca anterior, y estará complicado encontrarlo ya en alguna tienda (aunque puede que alguna lo tenga, incluso, algo más barato que la añada en curso), la jugada se puede repetir.
Y a ver qué pasa.
PVP: 19€