Ribera de primera

El vino de la semana: Protos Gran Reserva 2015

Domingo, 16 de Junio de 2024

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Esta semana la recomendación no es, ni de lejos, una novedad. Es, más bien, una reivindicación del clásico, del valor del tiempo y de la espera, de esos atributos que hacen grandes a algunos vinos. Raquel Pardo

Hace unos meses, el Salón de los Vinos del Tiempo congregó en Madrid a unas cuantas bodegas para que mostraran algunas de sus añadas antiguas, un desafío para muchas de ellas porque, hasta no hace mucho, en España la vocación comercial del sector vitivinícola no contemplaba, salvo para algunos productores, lo de la guarda en botella y la creación de un botellero. Esta costumbre, que afortunadamente ya encuentra muchos más adeptos entre los productores que buscan prestigio o quieren mantenerlo, no era lo normal, pues, salvo para algunas bodegas que, en su mayor parte, se concentran en Rioja y el marco de Jerez.

 

Y es que lo del botellero requiere no solo renunciar a la venta inmediata de vino, sino a la provisión de espacio para guardar esas botellas que se descorcharán años después con diferentes intenciones, desde testar el estado del vino hasta formar parte de catas verticales que arrojen luz a prescriptores sobre el perfil de tal o cual vino, además de contribuir, eso también, al prestigio de la marca.

 

[Img #23560]La única bodega de Ribera del Duero que estaba presente en este salón (no hay que entender con esto que sea la única de la zona que ha guardado botellas) era Protos, que llevó algunos vinos viejos (con más de 20 años), entre ellos, dos grandes reservas de las cosechas 1999 y 2001. Ahí, entre Imperial, Barón de Chirel, 200 Monges o Viña Sole del 78, y la magnífica vertical de Pazo de Señorans Selección de Añada que partía de la añada 2005, o joyas como Sibarita de Osborne VORS, As You Like It, también VORS de Williams & Humbert o un fabuloso Cuatro Palmas de González Byass, Protos mantenía el bastión ribereño de la longevidad con vinos sedosos, fluidos, redondos y ajenos a modas (o no, porque ahora la fluidez y las texturas pulidas son imprescindibles para bebedores avezados).

 

Apostar, por tanto, por el clasicismo, sin ser fácil, es un camino acertado, para ser menos permeable a los vaivenes de tendencias efímeras. Sin embargo, sí que se puede decir que ahora se aprecian estilos que se consideran clásicos renovados, una mirada al pasado con el conocimiento y la experiencia del presente.

 

Los grandes geservas son vinos a los que los iniciados recurren apreciando esa capacidad de ganar complejidad y ofrecer placer en las copas, objetivo final de cualquier descorche, desde el del vino más sencillo hasta esa joya reservada para ocasiones especiales.

 

Protos, una bodega que nació como una cooperativa de 11 agricultores y que cedió el nombre de Ribera del Duero a la Denominación de Origen, sabe, no hay duda, de clasicismo. Y aunque su porfolio incluye referencias destinadas a un consumo más popular, cuenta en su gama con vinos que fijan esa vocación cualitativa, ese afán de permanencia en la mente de los bebedores.

 

Creo que su Gran Reserva de un “añadón” como 2015 se incluye en ese catálogo. Procedente de viñedos viejos que se cuidan con mimo, orientados al sur y con rendimientos muy bajos, consigue, con la combinación de crianzas en barrica y botella de cinco años como mínimo, un atractivo (casi adictivo) equilibrio, y una evolución aún más interesante en la copa. Desde notas terrosas y especiadas a fruta negra, grafito y hojarasca. Es complejo, sabroso, redondo, preciso, con esa elegancia propia de lo clásico. Esta añada fue, además, la primera en la que intervino Marilena Bonilla como directora técnica, tras llevar en la bodega más de diez años e impulsar proyectos como el de la selección de levaduras autóctonas, una iniciativa que se materializó en el lanzamiento del Protos 27, novedad que conmemoraba el 90º aniversario de la bodega y que es un punto de inflexión en forma líquida en la trayectoria de esta bodega que cumplirá su primer centenario en 2027, con su Gran Reserva, sin duda, como uno de los vinos más representativos de su historia.

 

El vino cumple, además, con la premisa creada por el Master of Wine español Pedro Ballesteros del 50-50-50, es decir, es una marca, este Gran Reserva, del que se elaboran más de 50 000 botellas y se vende a 50 euros o más la botella, un olimpo, para este divulgador, clave en el prestigio de España en los mercados internacionales.

 

PVP: 53,50€

 

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