Desde La Seca

El vino de la semana: Barco del Corneta 2022

Domingo, 23 de Junio de 2024

El de hoy es un vino que se concibió con la convicción de que la verdejo es una de las grandes blancas de este país y una magnífica materia prima de vinos de clase mundial, eso sí, con una viticultura consciente y certera y una elaboración que acompañe y guíe, sin desviar, a lo que viene de la viña. Raquel Pardo

El encuentro entre Beatriz Herranz y Félix Crespo, primero en la universidad, luego en la bodega que fundó ella en 2013 y a la que él se unió cuatro años más tarde puede considerarse un golpe de suerte para los amantes del vino, porque Barco del Corneta ha ido consolidándose como un proyecto excitante en Castilla y León por su trabajo entendiendo e interpretando la verdejo de la región.

 

Desde un comienzo se renunció a la Denominación de Origen (Rueda), pero a lo que no renunció Beatriz Herranz fue a establecer una conexión con el paraje de Cantarranas, donde se encuentra la finca que da origen al proyecto, que Beatriz plantó en el año 2008, y a interpretarlo de forma sincera, a base de entender el viñedo y saber adaptarse a las siempre impredecibles condiciones climáticas. Aunque Herranz ya elaboró la primera barrica de este vino en 2010, la primera añada oficial de Barco del Corneta fue 2013, y para entonces aún no existía la actual sede en La Seca ni Félix se había unido al proyecto. Ahí el carácter fresco, el hinojo y una marcada parte silvestre, junto a una textura fluida pero a la vez redonda y potente marcaron el principio de este gran vino con nombre marinero.

 

Beatriz remó sola hasta que en 2017 se sumó su antiguo compañero de facultad, que integró a la filosofía de la viticultora y enóloga su experiencia trabajando con blancos en la región. El equipo funciona a la perfección y el barco fue alcanzando poco a poco velocidad de crucero. En el camino hubo que desechar aprendizajes: “Veníamos de una escuela que nos enseñó que para hacer vinos de guarda hacía falta madurez y estructura”, recuerda Crespo con una copa de esa añada en la mano, un año en el que la helada se llevó parte de la cosecha, hasta 2023, la más temprana de su trayectoria. Junto a ese cúmulo de dificultades, Crespo apunta algo que puede ser la clave de la solidez de Barco del Corneta: “La viña se portó bien”. Ese año, 2017, un viñedo que pasó por dificultades, supo “portarse bien” al final y dar como resultado un vino frutal y con notas de heno, amplio y placentero.

 

El dúo fue, en años posteriores, perdiendo el miedo a lo que llaman “la madurez perfecta”, entendiendo que pequeños destellos de verdor en el mosto se transformaban en frescura en el vino. También, confiesan, se lo perdieron a usar madera nueva porque la viña iba cumpliendo años y soportaba esa crianza, adoptándola como un vestido de gala para un baile de debutantes. En 2020 se enfrentaron al mildiu, que ya amenazaba desde un par de años atrás, y durante la pandemia la viña fue su niña mimada, su vía de escape adonde iban a recrearse en el campo, a cuidar de Cantarranas, o a que Cantarranas cuidara de ellos, quién sabe. El caso es que el vino de ese año es, para ellos, el más perfecto por su equilibrio y su complejidad llena de aromas silvestres y esa frescura que Barco del Corneta nunca pierde.

 

Si hubiera algún secreto, estaría en la viña, en el tiempo de trabajo que les ocupa y al que se dedican sin descanso. Cada detalle importa, desde dejar cubiertas vegetales para mantener la humedad y preservar los rocíos de la mañana hasta pasar tres años sin abonar la tierra y cambiar al compost para mejorar los resultados. La viña ha ido cumpliendo años y sigue portándose bien. Tan bien, que en 2021 “se nos ponían los pelos de punta al ver los mostos” de lo que es ahora un vino fino, afilado, salino y sabroso, complejo, fresco y mineral.

 

El de esta semana es el Barco del Corneta 2022, añada en el mercado que, para Félix y Beatriz es una muestra de año cálido debido a las olas de calor que pasaron por el país entero. De nuevo, las dificultades con el clima les hicieron preocuparse por la fruta en el vino que, finalmente, “dio la cara”. La viña, una vez más, se portó bien. “La estructura del vino ahora nos recuerda a añadas anteriores, pero es que veníamos de trabajar mucho el viñedo, porque es de él de lo que más aprendemos”. En añadas como esta, el mosto tiende a oxidarse y les obliga a controlar ese proceso para mantenerla a raya, porque el Barco del Corneta es “nuestra interpretación de la verdejo de La Seca, lo que nos gustaría es que al pensar en un vino de referencia de verdejo de aquí, Barco fuera una referencia”. Esta añada es herbal en la nariz, con notas de hinojo, ligeramente tostada, con una boca amplia, silvestre, de acidez viva y carnosa, con matices salinos que son también una seña identitaria, que hace al vino, efectivamente, una referencia en verdejos con clase que marcan distancia en un mar de homogeneidad comercial, pero que tampoco tienen más secreto que patearse la viña, observarla, entenderla y adaptarse, sin fórmulas, a su propia evolución, saber dirigir el rumbo para que cada añada sea ese puerto al que llegar con todas las velas desplegadas y con ganas de zarpar para emprender otra aventura.

 

PVP:  20,85€

 
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