Estrenos

Bodegas Riojanas, salvaguarda de futuro

Jueves, 27 de Junio de 2024

Velando por un patrimonio de vasta excelencia, pero sin descuidar horizontes, la bodega de Cenicero se proyecta al futuro a través de un espacio de guarda y experimentación bautizado La Galería. Javier Vicente Caballero. Imágenes: Arcadio Shelk

Se ecualiza en viñedos elegidos, palpita en el corazón de Cenicero y expande su pulsión de excelencia por los cinco continentes. Las elaboraciones de Bodegas Riojanas atesoran esa complicada mixtura de raíz y modernidad, de clasicismo y vanguardia, en unos tiempos veloces y efímeros en los que el pasado pareciera no contar como patrimonio. Como una de las 13 casas centenarias en la región vinícola de mayor fulgor y prestigio allende las fronteras, Riojanas es mucho más que el legado de las sagas Frías y Artacho, o las consignas visionarias del enólogo francés Gabriel Larrendant allá por los años 30 del pasado siglo. Estandartes de una casa con ribetes legendarios ya, la colección de Monte Real y Viña Albina son espejo de esa evolución sin amnesias, como ilustran algunas de sus novedades más candentes. “Con el tempranillo blanco trabajamos desde 2010. Al principio nos sentimos incómodos, por cuestiones de madera y porque no aparecía la fruta. Al final, equilibramos trabajando con los viñedos de Cenicero a 450 m con los de la zona de Tricio, cerca de Nájera, que están a 600. Jugamos con las altitudes para encontrar el punto justo entre frescura y fruta. Luego está el trabajo en barricas de 225 litros, haciendo la crianza en roble francés con tapas de acacia que da estos tonos florales, golosidad, acidez y hasta un punto de color, con otro carácter, con un trabajo de lías finas importante”, argumenta Emilio Sojo, enólogo y director técnico de Bodegas Riojanas, mientras catamos Monte Real Tempranillo Blanco de 2022.

 

[Img #23602]

 

El signo de estos nuevos tiempos se percibe descendiendo por las entrañas de la bodega. Guarda, materiales y experimentación. Nos adentramos en La Galería, donde Bodegas Riojanas calibra los efectos del tiempo en diferentes continentes y cubicajes en busca de una evolución modulada y una conclusión perfecta. Se han dispuesto ánforas italianas de cocciopesto de 2000 litros (un material secado con cemento que nos devuelve a la antigua Roma, hecho de fragmentos de ladrillo, terracota, mármol y tejas), ánforas de gres alemán, tinos, barricas de madera y pequeños depósitos INOX. En ellos, rosados de fincas de principios del siglo XX, tempranillos blancos, monovarietales de viejas cepas... “Están de moda estos recipientes de nuevo estilo. Además resultan catas divertidas para el visitante más avezado. Está pensado para la creatividad y en sacar lo mejor del viñedo singular con rendimientos menores a través de microoxigenaciones más lentas”, concluye Emilio Sojo.

 

[Img #23600]

 

Todos los depósitos están pensados para poder fermentar y hacer crianza. El cocciopesto, tan poroso como roble francés pero que no cede taninos ni aromas de madera, ahorma un blanco del viñedo de Paletones, donde se conjugan viura y malvasía del Monte Real Gran Reserva 2019 del que solo salen 3000 botellas. “Con este material se consigue mantener la frescura, la tensión, la mineralidad y, sobre todo, se mantiene viva la acidez. Estamos jugando con los tiempos, no tenemos un estimado de cuánto van a estar aquí los vinos”, sostiene Emilio. “No nos ponemos fechas, queremos ver la evolución en botella. Primero que el vino esté a un gran nivel, y el que quiera, que siga guardándolo más tiempo”, tercia Santiago Frías Monje, presidente de Bodegas Riojanas. A lo largo de décadas, la marca de Cenicero ha ido cincelando un estilo marcado por vinos de precisión, de zonas concretas. Monte Real nació en el año 33 con la finca El Monte como teatro de operaciones. Por su parte, Viña Albina procede de Cenicero, San Vicente de la Sonsierra y Briones, terrenos de una Rioja de patrón más clásico. En paralelo a esta cronología, discurre una cata de añadas históricas que habla de luminosidad, legado y patrimonio monumental. Los sucesivos Monte Real Gran Reserva –que fueron desde un tempranillo, mazuelo y graciano de 1964, un mágnum de 1978 de igual elaboración, a los que sumar los monovarietales de tempranillo de 1998, 2004 y 2011, fueron prisma donde refractar tiempos de excelencia.

 

 

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.