Desde El Molar
El vino de la semana: 100 Palos tinto 2022
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Esta semana le toca ser protagonista a un vino de Madrid, un tinto con carácter garnachista que procede de una zona poco conocida y de un proyecto donde hay ilusión, trabajo y mirada al futuro. Raquel Pardo
Hace apenas cinco años que El Molar se convirtió en la última subzona de la Denominación de Origen Vinos de Madrid. Se sumaron once pueblos y unas 600 hectáreas de una zona de la que, hasta entonces, apenas se había hablado en las crónicas vitivinícolas modernas. La subzona lleva el nombre del pueblo históricamente vitícola de la región, con una tradición que empezó a forjarse allá por el siglo XIII y que, con altibajos, ha ido manteniéndose, aunque ha permanecido casi en el anonimato tanto entre bebedores inexpertos como entre los más avezados.
Y es que la actividad vitivinícola la realizan, además de los viticultores de esos cientos de hectáreas, unas cuatro o cinco bodegas, proyectos que, o bien continúan una tradición vitícola familiar, como la bodega de Venturada Viña Bardela, cuyas caras visibles son José Ramón Cid padre y su hijo, del mismo nombre, o bien son proyectos de emprendedores que han visto potencial a la zona para elaborar vinos diferentes y a tiro de piedra de la capital, ya que esta zona está a apenas 20 minutos de la Plaza de Castilla madrileña.
El ruido de la ciudad queda como un recuerdo, a no ser que alguno de los aviones que despega de Barajas lo rompa momentáneamente, cuando se pisan estos viñedos, casi emergentes entre la vegetación del monte y entre algunas cepas silvestres que no han sido rescatadas como les ocurre a las del proyecto Menchaca Wines, impulsado por Aitor Menchaca. Este bilbaíno emprendedor y viajero metido a viticultor a una edad en la que, según él mismo confiesa, le podría haber dado por buscarse una amante o comprarse un deportivo (seguramente su esposa le haya agradecido que le haya dado por la viticultura), está tras esta iniciativa que, en cierto modo, refleja su carácter y su forma de entender esta etapa de su vida.
Hace poco más de tres años y de la mano de su amigo el enólogo, viticultor y bodeguero Juan Carlos Sancha, empezó a dar forma a 100 Palos, un nombre que hace referencia a los primeros palos que puso con sus propias manos cuando empezó a recuperar viejos viñedos en las cercanías de El Molar y San Agustín de Guadalix. En el campo desconecta y la viticultura le mantiene ocupado y haciendo tandas de kilómetros al recorrer las tres parcelas que ha ido enderezando, la mayoría de ellas, plantadas con garnacha, pero en convivencia con variedades como la pardilla, la albillo, la tempranillo o la bobal, una diversidad propia de los viñedos viejos que Menchaca está recuperando, no sin gran esfuerzo y, a veces, algún que otro disgusto, como el que le causaron las heladas en 2022 al hacerle perder casi todas sus cepas recién plantadas.
Su perfil viajero (montó Wine Dron, una empresa de vídeos de viñedos realizados con drones que le ha permitido visitar territorios vitícolas de gran parte del mundo) le llevó hasta Georgia y fue allí donde la gota de la pasión colmó su vaso emprendedor y comenzó a gestar lo que hoy es la base de Menchaca Wines. La viña, claro, ha sido lo primero, y la elaboración, de momento, se hace en una bodega alquilada, pero el objetivo es conformar un territorio vitícola que lleve a visitantes desde la ciudad para trasladarse a un entorno completamente diferente y en convivencia con la naturaleza, con el viñedo a flor de piel. Ya prepara un wine lounge donde observar la puesta de sol mientras se escucha música en directo y hace visitas al viñedo, que es lo que le mantiene con la mente y el cuerpo ocupados.
Por supuesto, el trabajo de recuperación ha ido incluyendo la elaboración de vinos que van sacando partido a la experiencia de las vides, que acumulan, pese a haberse abandonado, sesenta, setenta u ochenta años. Menchaca les dedica gran parte de su tiempo haciendo todo el trabajo y dejándose guiar por la experiencia garnachista de Sancha para perfilar vinos que den testimonio de este territorio casi inexplorado para el winelover.
Esta semana su 100 Palos 2022 tinto, un vino fluido y con rock and roll, vibrante y con un punto canalla, pero silvestre, con mucha fruta y carácter rojo y jugoso, es el vino de la semana en Sobremesa por méritos propios (con permiso de Menchaca, ya que, en realidad, el mérito es suyo). Aunque estará en el mercado en unos días, merece la pena hacerse con una botella y empezar, si es que alguien no lo está haciendo ya, a seguirle la pista a este singular proyecto de madurez humana y futuro vitivinícola.
PVP: 160 € la caja de 6 botellas.