Elegancia en blanco
El vino de la semana: Lindeiros 2021
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Esta semana el protagonismo es para un vino de albariño que elabora un grupo bodeguero de raíces riojanas, con el que da el salto a los blancos de guarda de perfil atlántico. Raquel Pardo
En el vídeo de presentación de Lindeiros que aparece en su web, tres hombres conversan: el presidente de La Rioja Alta, S.A., Guillermo de Aranzábal, (grupo propietario de Lagar de Fornelos, su bodega en Rias Baixas), el director técnico, Julio Sáenz y el chef del restaurante Nublo de Haro, Miguel Caño. En un momento, Caño cita a Óscar Wilde, diciendo: “Los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complicados”. Wilde lo fue, sin duda alguna, un tipo, quizá, descolocado de su tiempo que hoy, en época de orgullo, exhibiría colorinchis en alguna de las carrozas del desfile del Gay Pride, siendo uno de esos homosexuales influyentes que cambiaron el mundo (a mí, desde luego, me cambió leer su Retrato de Dorian Gray).
Su vida también lo fue, compleja, y acabó, y esta es otra de sus frases memorables, “muriendo por encima de mis posibilidades” ya que, en sus últimas horas, enfermo y en la ruina más absoluta tras haber triunfado con sus obras teatrales, pudo tomarse una copa de champagne, el último placer sencillo de un hombre complicado…
Y es que el vino, en el fondo, es un placer sencillo, aunque lo mejor es que siéndolo se le pueden buscar multitud de complicaciones para atraer bebedores que buscan profundizar, aprender o justificar algún que otro gusto exótico. Quizá por eso, la complejidad es uno de los principales valores de un vino que quiera ser grande, junto con la longevidad, ese aguantar manteniendo el tipo durante una o dos décadas, por lo menos.
A los albariños, curiosamente, se les negó durante bastante tiempo ese recinto donde se alcanza la grandeza a través del paso de los años. Había que beberlo cuanto antes o se echaba a perder, o tener en las cartas la añada más reciente, recién sacada del botellero. Tuvo que llegar quien cuestionase esto, una mujer con el nombre de Marisol Bueno, para empezar a sembrar la duda: ¿Y si estos vinos se pueden consumir tras varios meses de estancia en la botella y también están ricos?
Aunque a Bueno le costó, la idea fue instalándose y fueron apareciendo albariños con vocación de guarda, con y sin barrica de por medio. El ascenso de la variedad blanca como uva para grandes vinos es ya una realidad, y la albariño se considera una de nuestras grandes variedades de guarda. Una blanca orgullosa de contarse entre las materias primas de grandes vinos gracias a elaboraciones concienzudas, con la dosis medida de madera, el contacto con las pieles o la crianza sobre lías.
En Lagar de Fornelos, la bodega responsable de lanzar, hace menos de un mes, su nuevo vino Lindeiros que es el protagonista esta semana, también consideran a la albariño una materia prima excepcional para hacer vinos capaces de engrandecerse en botella; y es precisamente la añada 2021 la que les ha convencido para ponerlo finalmente en el mercado. Procedente de una finca de 3,8 hectáreas, su nombre se debe a que la variedad se ha plantado en Galicia, históricamente, como una separación, una linde entre dos fincas. La que le da origen se plantó en el 87 y se compró justo en la cosecha inaugural de este vino, 2021, por ser un territorio que lindaba con otra viña de la propiedad. Es un albariño de complejidad serena, pausada, que va desvelando capas aromáticas de bosque atlántico, fruta madura y flores blancas, de textura amplía y voluminosa, redondo, largo, con elegancia y matices que reivindican su carácter gallego. En definitiva, un vino que bien podría ser ese refugio de hombres complicados por el sencillo placer que les proporciona.
A ellos, sí, pero también a nosotras las mujeres complicadas, señor Wilde. También a nosotras. Es más, subo la apuesta para terminar citando otra de las geniales ocurrencias del irlandés: a mí dadme lo superfluo, que lo necesario todo el mundo puede tenerlo. ¿No es eso otro sencillo placer?
PVP: 50 €