Visita obligada
No es un chiringuito, no es un restaurante, no es un bar de moda. Es Fandango Formentera

El ambiente de la isla se vive a tope en la sucursal balear de este concepto ideado por el grupo Vintae, donde disfrutar del verano, el vino y la gastronomía a pleno pulmón. Julie Lehoux
Situado en el mágico enclave de la playa de Es Pujols, Fandango Formentera se funde en la belleza natural de la isla. Con alma de chiringuito, este restaurante que parece “nacido de la playa” reúne todos los ingredientes para disfrutar cada bocado del Mediterráneo.
Los cañizos salvajes erguidos de la blanca arena bordean el local, un espacio inspirado en la apabullante naturaleza de la isla: los colores, materiales y texturas conviven en total armonía con la intensidad de los azules del mar como cuadro de fondo. La estructura construida con madera de árboles autóctonos, los caminos de arena blanca y la artesanía local inspiran un interiorismo refinado y perfectamente integrado con el paisaje.
Al frente de este proyecto, cuatro amigos enamorados de Formentera. El principal artífice, Richi Arambarri, CEO de la riojana Compañía de vinos Vintae, un visionario que, después de veinte años sigue revolucionando el sector vinícola; y su mujer, Isabel García Castellanos, directora de marketing y comunicación del grupo. Ambos se rindieron a los encantos de la isla y decidieron tras su primera y exitosa experiencia hostelera, Wine Fandango, en Logroño, emprender esta aventura en la pitiusa menor. Se unieron al proyecto Francisco Larrey, experto en marketing y comunicación y el arquitecto Nacho Díaz.
La cocina es cosa de Luis Arrufat, chef valenciano con amplia trayectoria en España (El Bulli, Mugaritz, Akelarre, Quique Dacosta y el Chaflán, además de ejercer como docente para el Basque Culinary Center, entre otras labores) y fuera (ha pasado por varios de los restaurantes de José Andrés). El cocinero defiende un recetario basado en un producto local excelente y tratado con una técnica impecable. Junto con Jordi Alabert, director de sala, en Fandango da comienzo una fiesta sensorial que termina con el último bocado a los postres, si es que no se alarga la jornada.
La partida de crudos: gambas, cigalas y atún - traídos a diario de las barcas locales (llaüts) - son elaborados con elegancia en forma de carpaccios, tiraditos y ceviches llenos de frescura, sabores y texturas para deleite de los paladares exigentes.
Para los amantes del producto local “al natural”, el chef despliega su maestría controlando las brasas a la perfección y ofrecer los tesoros del mar isleño: la gamba roja, el rodaballo, el dentón o la rotja se cocinan bajo su batuta a un punto perfecto.
Por supuesto, no faltan los ingredientes estrella de la lonja balear: el atún rojo y la langosta. Ambos brillan en todas sus versiones; el atún rojo en tartar, láminas de ventresca, en arroz o a la brasa; la langosta, a la brasa o en su versión más típica, frita con huevos y patata crujiente.
Mención aparte para los arroces, uno de los estandartes de la carta y reconocidos por muchos comensales experimentados como “los mejores de la isla”; desde un arroz de tuétano a la brasa con coliflor y caviar a un impecable arroz seco con carabineros.
Para terminar la fiesta, la carta de postres ofrece propuestas variadas y sorprendentes como el tiramisú en 3D – una deliciosa explosión visual y sensorial, o una tarta de limón con merengue líquido y ralladura de lima, entre otros.
La carta de vinos está diseñada para acompañar todos y cada uno de sus platos satisfaciendo a los amantes del vino más exigentes.
Y para no olvidarse de que Fandango no solo es un restaurante sino también un lugar para disfrutar y comerse la vida a bocados, no falta música, conciertos en directo y noches temáticas. El placer está servido.