La evolucuón del cava
Meritxell Juvé: “España nos puede dar muchas alegrías con el espumoso”
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Llega acompañada por el flamante director técnico de la compañía, José Hidalgo, el miembro más joven de una ilustre familia de enólogos, y por la jefa de comunicación, Ana Lópezcano, así que entablamos un diálogo a tres voces. Luis Vida. Imagen: Julen Rojas
Formada en empresariales y máster en Enología, Viticultura y Marketing del Vino, pertenece a la cuarta generación de elaboradores de espumosos de la familia y dice que el mundo del vino en el que vive desde que tuvo uso de razón, es parte de su vida, “lo que siempre he sido y he visto en mi casa y, después, viajando con mis padres por el mundo para visitar viñedos y bodegas”.
¿Ha sido vuestro Reserva de la Familia responsable de que el brut nature sea hoy el estilo con más glamour?
Era una reserva particular que tomaba la familia Juvé y no se vendía al público porque teníamos otros espumosos con más azúcar. Pero había gente que venía a casa, lo probaba, le gustaba y después quería encontrarlo. Lo sacamos al mercado en 1976 y, a partir de ahí, se convirtió en el brut nature gran reserva más icónico que hay en este país y en un estandarte mundial de un estilo en el que somos pioneros en el mundo. Creo que Juvé & Camps fue quien democratizó el conocimiento del brut nature aunque hay otras bodegas que contribuyeron de forma importante.
Se habla mucho de los vinos “de método” frente a los de “territorio”. ¿Dónde estáis vosotros?
Un gran vino es una sinfonía, una suma de pequeños detalles que arrancan en el viñedo, culminan en el degüelle y, en todo ese camino, el suelo es obviamente protagonista. Nos gusta hablar de terroir y hacer vinos que expresan la variedad de uva pero siempre interpretada desde la larga crianza. No hacemos vinos jóvenes porque buscamos un equilibrio entre esta crianza y los valores de la fruta. Además, hay un factor de añada porque la inmensa mayoría de nuestros vinos reflejan su año de cosecha. Nuestro buque insignia es el brut nature, donde el carácter varietal se expresa con su máximo potencial, y la variedad xarel·lo el estandarte, una uva que puede convertirse en una de las grandes a nivel internacional.
¿Son estas largas crianzas el gran argumento de los espumosos españoles en el mundo global del vino?
Hay crianzas cortas, largas y muy largas. En casa, nos gusta guardar las botellas mucho tiempo. Yo diría que nuestro gran argumento es la combinación de esta longevidad con la expresión del brut nature, porque no podemos olvidar que somos el país pionero, estamos entre los mejores elaboradores y es una tipicidad que pocos pueden exhibir con tanto orgullo.
Algunos de los grandes nombres del Cava han dejado la Denominación por otras alternativas como Classic Penedés o Corpinnat pero vosotros seguís en ella. ¿Crees que se están haciendo bien las cosas?
En la familia y en la empresa tenemos muy claro que estamos en el mundo del espumoso en este país para contribuir haciendo vinos de calidad y valor que reflejen el territorio del que proceden. En lo que podamos aportar a esto, sea donde sea, vamos a estar. Hace cuatro años decidimos apoyar el proyecto de la DO Cava porque creíamos que podían pasar cosas potentes e importantes, y están sucediendo: los elaboradores integrales, la zonificación… Nos sentimos muy partícipes y la idea de la familia fue incentivar que las cosas cambiasen desde dentro.
¿Cómo es el terruño de Juvé & Camps?
Desde siempre, hemos creído e invertido mucho en tener nuestra propia uva y nuestra filosofía ha sido el hacerlo lo mejor posible. Ahora todo el mundo habla de parcelas, pero habría que pensar en los años 50 o 60, cuando no era algo tan común. Nosotros ya hablábamos de vinos de finca y larga crianza cuando nadie lo hacía. Hemos sido pioneros en muchas cosas que ahora están de relieve. Desde hace más de seis generaciones tenemos en la familia viñas en el Penedés, la primera de las cuales estuvo en Mediona, en la parte más alta de la Denominación. Ahora son unas 271 hectáreas y nuestro viñedo está dividido en varias fincas. Espiells es la principal, con unas 200 ha al pie de Montserrat, entre los términos municipales de Sant Llorenç d’Hortons, Gelida y Sant Sadurní d’Anoia y viñas icónicas como La Capella y el Rieral. Cerca, la Cuscona es una finca pequeña de macabeo de 17 ha, pero muy importante porque aporta mucha fruta y profundidad al Reserva de la Familia. Tenemos luego un conglomerado de fincas que decimos “Mediona”, pero que son en realidad distintas parcelas en terrenos de ladera, entre los 500 y 750 metros y con la vocación de buscar altura: Can Massana, Mas Pagès, Can Soler… Hay 11 personas en plantilla cuya gran y única función es cuidar el viñedo a lo largo del año. Estuvimos en Producción Integrada hasta que en 2010 iniciamos la reconversión a viticultura ecológica que concluiría en 2015. Todos los espumosos de esa añada salen ya con el sello eco. Y hemos hecho un estudio de parcelación para analizar los suelos que, según el geólogo al cargo, es el más profundo que se ha hecho en la zona y en el que se caracterizan orientaciones, profundidades y portainjertos, pero también factores climáticos para entender mejor la uva que tenemos y luego destinarla en los coupages.
¿Cómo son de importantes los vinos tranquilos para Juvé & Camps?
En nuestro corazón son una parte muy importante. En los números, menos, de momento. Pero tanto nuestros vinos tranquilos de la Ribera del Duero, donde llevamos cinco años de trabajo en Anguix, como del Penedés donde verá pronto la luz algo muy especial y que nos hace mucha ilusión en Espiells, son proyectos de futuro muy ilusionantes. Tenemos variedades locales muy potentes pero nos lo tenemos que creer y quizá estemos ahora en esta etapa, tanto en vinos espumosos como tranquilos. El futuro es prometedor, hay mucho potencial y ahora nos toca mostrarlo.
¿Le damos al vino espumoso el lugar que le corresponde en la gastronomía?
Es uno de los vinos más versátiles y gastronómicos que puede haber en todo el territorio nacional. Aún más con la tendencia actual que son los menús largos y estrechos, donde el cava se desarrolla brutalmente porque, entre otras cosas, te limpia el paladar entre un plato y otro. Tenemos deberes que hacer y creo que una obligación del sector es trabajar para dar a conocer todo este potencial. Vivimos en una etapa en la que, si se hacen bien las cosas, este país puede dar muchas alegrías en espumosos y espero que Juvé & Camps sea una parte muy importante de ello, como lo ha sido en los últimos cien años. Creo en la evolución más que en la revolución. Cuando entra una nueva generación en una empresa centenaria, tiene el deber y la obligación de coger lo bueno del pasado, la esencia y el alma, lo que sus padres hicieron, y aportar juventud y la frescura a la ecuación