Desde el corazón de Sevilla
El vino de la semana: Umbretum 1810

El de esta semana es un espumoso ancestral inusual, por no decir único en el mundo. La conservación de un patrimonio familiar, la continuación de un proyecto bodeguero en el Aljarafe sevillano y la apuesta por una variedad tradicional conforman parte de su atractivo. Raquel Pardo
El último fin de semana de agosto, una buena tanda de logroñeses y visitantes de la ciudad se pasaron por las instalaciones de las Bodegas Franco- Españolas para asistir a uno –o a varios- de los conciertos del Muwi, un festival de música indie, pop, rock y electrónica que se celebra en varias dependencias de la bodega, una rareza hoy día al ser la única que ha llegado a cumplir cien años permaneciendo en el casco urbano de Logroño. Por supuesto, en torno al festival, como no puede ser de otro modo, hay vino: en las salas de barricas de la bodega, las barras donde se sirven combinados a base de vino y copas y, en general, en el ambiente, que para algo estamos en la capital del Rioja y de La Rioja.
De forma paralela, un grupo reducido de profesionales del vino y su entorno nos congregamos también en la ciudad para vivir una experiencia llamada “Behind a Brand”, tras la cual están las personas que forman el equipo de The Show Must Go On que lidera Ricardo Moreno y que han sido parte activa en la continuación y consolidación del festival musical.
Una de esas actividades paralelas fue la cata que condujo (pese a no tener carnet) Santiago Rivas, divulgador vínico (que diría él) y colaborador de Sobremesa, donde alimenta su columna Irreversible. La cata contuvo vinos en los que TSMGO ha intervenido, ya sea desarrollando el nombre, la marca, la comunicación o todo a la vez. Pero esto es otra historia.
Entre esos vinos, desconcertó a la audiencia uno que parecía un generoso, pero algo no terminaba de cuadrar: quizá el volumen en la boca, quizá la sensación táctil, quizá el conjunto de sabores. Santi desveló que estábamos ante un vino criado bajo velo (por ahí bien lo de llevárselo a un generoso) de una bodega llamada Salado… del Aljarafe sevillano. Ops. Y que la variedad con la que se elabora es una en la que la familia está trabajando por evitar que se pierda: la garrido fino, tradicional en la región y más conocida por los “mostos” o vinos del año que se elaboran y consumen en la zona.
Más tarde pudimos probar otro de los vinos de esta misma bodega, esta vez, una vuelta de tuerca más al trabajo con esta variedad tan poco conocida y extendida (con sinceridad, ¿Cuántos vinos de Sevilla recuerdas haber probado, lector, lectora?). Lo que nos servimos en la copa era un espumoso ancestral de garrido fino, de textura amplía y con mucho volumen en boca, intenso, sápido, más contundente que ligero. Una rareza que combina un recuerdo del sur con una elaboración de vocación desenfadada. La explicación, quizá, esté en que en el tiraje se incorpora una ínfima proporción de amontillado de 1930. El caso es que la mezcla, en este Umbretum 1810, funciona.
La garrido fino es la variedad identitaria de esta bodega, que la defiende y trabaja porque hoy la sexta generación, que encarnan los hermanos Francisco y Pedro Salado, se ha decidido a continuar con el legado de un proyecto familiar que lleva en marcha doscientos años, no sucumbiendo a la seducción de arrancar una variedad desconocida y atreviéndose también a innovar con ella, corriendo el riesgo de que alguien les tirara a la cara su botella de espumoso sevillano. Afortunadamente, los tiempos que corren, en los que el vino español vive episodios emocionantes, les acompaña, y es posible que este Umbretum traspase fronteras y se descorche por más de un winelover curioso.
El lema de Behind a Brand, traducido al español, dice algo así como "El cambio viene deprisa. La disrupción es la norma. Encuentra tu por qué". Parece que los Salado se lo han aprendido al dedillo.
PVP: 17€