En la cima de la pirámide
Parajes de Bideona: cuando el origen vence al método

La bodega de Villabuena, producto de una joint venture entre Península Vinicultores y la familia Izagirre, saca al mercado tres tintos que son la culminación de su filosofía exploradora en Rioja. Raquel Pardo
“La Rioja industrial del siglo XX está concebida alrededor del método y no permite el cambio. Nosotros queremos explorar orígenes y es lo que llevamos haciendo estos siete años”, comenta el director de Bideona, Andreas Kubach, durante la presentación a profesionales de los tres primeros vinos de paraje de la bodega, Galtzada, Cofrades y Lezagoia. Se trata de tres vinos tintos fruto de la selección de parcelas en estos tres parajes, la cima de una pirámide cualitativa propia fundamentada en el terroir y no en el estilo. “Es bonito que gente que lleva en esto 20 años nos dice que les hemos sorprendido”, se alegra Kubach, quien explica que, de las alrededor de 300 parcelas que trabajan en pueblos de Rioja Alavesa como Leza, Laguardia o Samaniego, había joyas que embotellar por separado, pero no como vinos de parcela, sino como un retrato del lugar, la mejor expresión de ese ecosistema en concreto. Y es que el Master of Wine de origen alemán cree que en Rioja convivirán los vinos de estilo, que se pueden considerar clásicos y con contraetiquetas de Crianza, Reserva o Gran Reserva, y los de territorio, que son por los que Bideona apuesta por elaborar. “Los vinos modernos, a medio camino, no van a durar”, comenta, refiriéndose a un perfil de vinos tintos maduros, con mucha extracción y mucha madera nueva y creados para catadores y para capturar la atención de críticos que puntúan.
Pero el tándem que forma Kubach con el aspirante a MW y enólogo Tao Platón, director técnico de Península Vinicultores, trabaja en la línea de algunos productores que, a sus ojos, están “en un círculo virtuoso que comprende y analiza el territorio”, y que además ha viajado y afinado técnicas, y tiene una mayor sensibilidad por el terroir, la frescura y la textura de los vinos… “es un caldo de cultivo que nos está permitiendo ver la gran época del Rioja”; y expresa, optimista, que “esto nos debería llevar a precios más altos por los vinos y por la uva y a una viticultura más sostenible”. Por su parte, confiesan que su rango de precios por las uvas va desde 1,05 euros por kilo hasta los dos, para las uvas de las mejores procedencias.
Protagonismo para el viñedo
Los viñedos con los que trabajan en Bideona, en su mayor parte, son propiedad de viticultores, algunos de los cuales aparecen en las etiquetas de Mayela, su vino de cosechero que quiere conectar con la tradición vitícola de la región, aunque sin ser un maceración carbónica, en su línea de “más uva, menos método”. Este vino, que ronda los ocho euros en tienda, es del que más botellas elabora la bodega, en torno a 100 000, un tinto refrescante y con mucha fruta roja y ligeros toques florales, crujiente, de textura fluida y viva acidez.
Su esfuerzo se centra en trabajar viñas viejas y conocer en profundidad los territorios, para ir seleccionando los orígenes y las uvas que van a cada vino de la pirámide. Para su etiqueta Las Parcelas, explica Platón, se llegan a hacer hasta 96 vinificaciones diferentes, y “el salto de calidad no viene por la extracción o la maduración (o sea, el método), sino del origen”. Esa convicción del poder expresivo del territorio original encuentra su punto álgido en los tres nuevos parajes, en los que Platón parece haberse encontrado en paz con sus convicciones y disfrutado al máximo con el resultado: “Para mí, estos vinos tienen que resaltar sobre otros y sobre el resto de los que elaboramos”; si no están a la altura tras la cata por el equipo, se quedan en el coupage del vino de pueblo correspondiente.
Triunvirato del terroir
Los parajes líquidos de Bideona están en los pueblos de Leza y Lanciego, y son conjuntos de viñedos generalmente muy viejos y con una gran riqueza clonal de variedades como la garnacha o la tempranillo, para Platón, “una gran casta; aquí encontramos mucha diversidad y vemos que es capaz de reflejar el terroir como la mejor uva del mundo con la que se la compare”. En los vinos manda la fruta y se preserva a base de crianzas en barrica nueva, pero de gran volumen; los tiempos dependen de la cata y de cuándo consideran que el vino está listo para salir: “Estamos obsesionados con las texturas”.
Galtzada 2022 es el primero de los parajes, un tinto con 14,5% fresco y mineral, con fruta negra y azul y notas florales de violeta. Procede de un viñedo de menos de media hectárea en Lanciego, plantado en 1952 y únicamente con garnacha. Para Tao Platón, Lanciego es “un animal, muy diferente al resto de orígenes con los que trabajamos en Bideona”. Con tiempo en la copa van saliendo aromas de clavo y otras especias y en la boca es mediterráneo y con un punto salino. Su PVP es de 65 euros.
Cofrades 2021 es un tinto con mayoría de tempranillo de un viñedo de 1,01 hectáreas en Leza, un vino que a Platón le fascina, en sus propias palabras. Plantado en 1945, aunque con algunas faltas, conserva un oasis clonal en el que reside su encanto floral, de violeta, especiado, que en la boca es delicado y elegante, casi etéreo, deslizante y fresco a pesar de sus 14,5% vol. “La diversidad genética que encontramos en viñedos así se tiene que expresar en forma de profundidad en el vino”, comenta Kubach. Y así es, el vino es seductor y profundo, sin apartarse nunca de la finura. Se han elaborado 1463 botellas y tiene un precio de 95 euros.
Lezagoia 2021 es fruto de cuatro parcelas que ocupan 1,62 hectáreas en Leza, a una altitud alrededor de los 600 metros. Sabroso, maduro y equilibrado, corresponde a una añada “perfecta” para el enólogo, por un ciclo fresco pero con el suficiente calor para llevar a las uvas a una maduración óptima donde, además, se pudo preservar la acidez. Es un tinto que grita rioja alavesa, con flor azul, fruta azul y especias, con fruta crujiente, largo, complejo y el más corpulento de los tres, pero con una sensación fresca. Un tinto que muestra con transparencia su origen, del que tan solo hay 1986 botellas, comercializadas a 85 euros. “Leza tiene una riqueza varietal digna de un estudio histórico”, comenta Platón en un momento de la cata. Y capturarla es un empeño que, por lo visto en estas primeras botellas, están consiguiendo.