Diseño y funcionalidad para conservar el vino

Cavas personalizadas, vino de andar por casa

Viernes, 18 de Octubre de 2013

Gracias a las soluciones aportadas por interioristas y arquitectos, hoy es posible tener en su propio domicilio una cava personalizada de última generación, manteniendo las señas de identidad del resto de la vivienda.  Álvaro López del Moral

Con estos tiempos que corren convendrán con nosotros en que, más que hacerse una bodega en su casa, lo realmente complicado es contar con un habitáculo donde poder llevar a cabo sus fines. Pero si pertenece usted a esa cada vez más exclusiva casta y desea habilitar un espacio en su domicilio para albergar sus botellas, sepa que está de enhorabuena. Hoy los interioristas y arquitectos más renombrados de nuestro país se han sentado ante el tablero con el fin de proyectar un plan de trabajo donde funcionalidad y diseño circulen en paralelo hasta llegar a converger en un objetivo común: haber concebido la cava doméstica que mejor se adapte a las particularidades de cada vivienda.

 

No obstante, antes de llegar a ese extremo habrán tenido que afrontar una serie de factores determinantes en el resultado de su labor. Para empezar, considerar que el vino es un ser con vida propia, cuyo ciclo existencial está condicionado por toda clase de elementos externos. Debido a ello, nuestros expertos se han visto obligados a buscar lugares con una temperatura estable y más bien fresca (el clima ideal para una bodega está entre los 10 y 15ºC), oscuros y de una humedad estimada entre el 70 y el 80%. Habitualmente las habitaciones interiores son las que mejor suelen cumplir semejantes requisitos, si bien ellos han debido localizar rincones insonorizados, inodoros y limpios, puesto que lo contrario hubiera alterado las características organolépticas del producto y dado al traste con la razón fundamental de nuestra inversión, que no es otra que garantizar la conservación del elixir de Baco. También ha resultado concluyente el hecho de que los envases deban colocarse siempre en posición horizontal para facilitar el contacto del líquido con el corcho (lo cual, por otra parte, en muchos casos les ha permitido aprovechar la altura de las paredes a fin de ganar espacio).

 

Teniendo en cuenta estas premisas y con la excelencia decorativa por meta, este dream team del boceto se ha puesto manos a la obra a fin de elaborar un portafolio que ofrezca soluciones suficientes como para cubrir las necesidades del mayor espectro de público posible.

 

Para espacios reducidos
Así, pensando en el urbanita cuyo piso adolece de limitación de metros, la doctora María José Yravedra ha presentado un proyecto denominado Enomesa, que puede ser utilizado tanto en apartamentos como en locales comerciales. Se trata de un mueble compuesto por dos módulos independientes, encajables uno en otro, que permiten desplegar sobre su superficie todo el ritual de la cata. El primero de ellos, el “expositor”, consta de un botellero climatizado con medidas estándar, armario para copas, catavinos y escanciadores; un cajón forrado en piel, equipado con huecos para el utillaje, y una amplia encimera donde cohabitan una cubitera-enfriadora y un amplio recuadro de vidrio iluminado con sistema LED Backlight. El segundo, denominado “servidor”, está dotado de ruedas para facilitar su movilidad y también dispone de un equipamiento adecuado para la conservación del vino. Según afirma Yravedra –a quien se debe la autoría arquitectónica del Museo del Vino en el Valle del Ulla y la rehabilitación de Bodega Cal Celdoni, en Tarragona, y Parada de Sil, en Ribeira Sacra (Orense), entre otros muchos proyectos–, la maniobrabilidad de este artículo facilita el buen servicio y la manipulación de las botellas, haciéndolo especialmente adecuado para casos en que se disponga solo de un espacio reducido.

 

Sin embargo, si esa no es su situación y en su casa están un poco más holgados, demuestre también tener amplitud de criterios y apueste por el cristal. Esa, al menos, es la propuesta del toledano Tomás Alía, autor del interiorismo de discotecas como Cool, Moma 56, Ave Nox o Bangaloo y responsable de la decoración de parte del recorrido por la Gran Vía madrileña que realizaron los Príncipes de Asturias el día de su boda.

 

Alía concibe la bodega como un habitáculo realizado en vidrio templado con distintos tratamientos, en color y textura, creando cajas neutras mediante taladros simétricos que alojan y alinean las botellas, dando lugar a un depurado ejercicio de estética racionalista. Dotado de evaporadora interior y compresor exterior cuya actividad permite un correcto flujo de aire, el decorador ha ideado un espacio donde la luz ambiental juega un papel importante, tanto en el mantenimiento de la reserva como en la consecución de una atmósfera alusiva al misticismo del vino.

 

Decoración al poder
Si para todos los implicados en este reportaje la decoración debe ir de la mano con la arquitectura y el interiorismo, en el caso de Ignacio García de Vinuesa esta tendencia se convierte casi en una obligación. Con oficinas en Madrid, Miami y Cartagena de Indias, De Vinuesa, ideólogo del restaurante del mayor hotel del planeta, el MGM de Las Vegas, propone una bodega a partir de materiales que refuercen la continuidad visual de la vivienda. “No obstante”, asegura, “puede haber casos en que tratándose de una estética clásica se busque a propósito el contraste con una cava súper moderna. En mi caso me gusta que el espacio donde se ubique el botellero sea diáfano y que este sea tratado igual que un objeto de arte o un adorno importante. Eso sí, siempre equipado con luces especiales y control de temperatura digitalizado, en un lugar de difícil acceso para los más pequeños de la casa”, concluye.

 

Modernidad y elegancia son también los criterios que baraja Joaquín Torres en su concepción de la perfecta bodega domiciliaria. A este catalán, que suele combinar en sus diseños una meticulosa atención por los detalles con el empleo de piedra pesada, vidrio y metal pulido, se debe la autoría de casas pertenecientes a personajes tan conocidos como Penélope Cruz y Javier Bardem, Alejandro Sanz, los futbolistas Cristiano Ronaldo y el piloto Carlos Sainz o la mismísima Madonna, quien se hizo construir en su mansión de Dubai un salón con vistas al fondo del mar, para poder contemplar tranquilamente desde su sofá el paso de los delfines.

 

Conocido como “el arquitecto galáctico” por haber diseñado también viviendas para otros muchos jugadores de la plantilla del Real Madrid, Torres ha convertido la imaginación en el lema de su estudio, y no desdeña ninguna posibilidad estética que pueda ser realizada, mientras cumpla con un cometido práctico y resulte de buen gusto.

 

En su carrera encontramos ejemplos de formas sinuosas, tradiciones pasadas por la vanguardia constructiva y elementos tales como añejos troncos de árbol compartiendo escenario con sistemas de retroiluminación asistida de gran complejidad. “Todo vale”, afirma Torres, “con tal de que el resultado final responda al concepto de una identidad concreta. Hay que tener presente que los profesionales trabajamos en cada caso con un tipo de arquitectura específico, que debe mantenerse por igual en todas las estancias del edificio. Y la bodega debe estar a la altura del resto de la vivienda”, finaliza el constructor. En el boceto realizado para Sobremesa, Torres propone un singular juego de volúmenes cruzados e interconectados sobre una superficie ovalada, lo que amplía el canon visual del conjunto y nos da una idea bastante certera de la disposición espacial con que trabaja habitualmente este arquitecto. 

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