Santiago Rivas

Origen

Sábado, 22 de Octubre de 2022

No, no vengo este mes a comentar la película de Christopher Nolan, aunque ya de paso os señalo que no entiendo la polémica en lo referente a la interpretación de su final. Creo que es obvio que DiCaprio no está en un sueño. Santiago Rivas

... Lo que os gusta especular. Dejando lo onírico a un lado, esta vez os quiero ha­cer reflexionar sobre el determinismo vínico. El determinismo es una teoría que supone que el desarrollo de los fenómenos naturales está necesaria­mente determinado por sus condiciones iniciales. Una aplicación de esta idea, por ejemplo, en el campo de la sociología, viene a señalar que un ser humano nacido en un país en vías de desarrollo lo tie­ne peor en la vida que alguien nacido en Basilea, Viena o Estocolmo. Es un hecho. Incluso en Occidente, en donde se suele dar, al menos sobre el papel, igualdad de oportu­nidades, la carrera viene condicionada por la situación socioeconómica de cada sujeto. Esto es inevitable.

 

Tanto, que se da hasta en lo enológico.

 

No es una cuestión en absoluto menor decidir, si es que se puede, en qué región se quiere elaborar vino. Las hay bonificadas por el iniciado, neutrales (en el sentido de que ni suman ni restan) e invisibles. Las que suman son aquellas que ya tienen un sustrato suficiente de vinos buenos, que han dotado de una fama a su región que hace más fácil, al resto de sus integrantes, llamar la atención. Ejemplos de lo mencionado son Bierzo, Priorat o Ribeira Sacra. Si sales con tu proyecto de aquí no lo tienes nada mal. El límite es el cielo.

 

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Otras, por tamaño o diversidad de calidades, no te van a ayudar gran cosa pero, al menos, no res­tan; aquí dependes en gran medida de lo bueno que esté tu vino. Rioja, Ribera del Duero, Rías Baixas o Ri­beiro son exponentes de este grupo.

 

Y luego hay otras que sufren exclusión enosocial: aunque te marques un gran vino empiezas con desventaja, ya que los ojos del consumidor con preten­siones sufren de tanto estímulo que es difícil que se posen en tu latitud y mucho menos en ti. Sé de algún crítico que se ha negado a ir a Cigales alegando que no hacen buenos vinos, lo que no deja de ser una paradoja: hasta qué punto sabes que eso es cierto si no los pruebas.

 

Regiones como Arlanza no saben ni situarlas en el mapa; Conca de Bar­berá, Terra Alta o Costers del Segre nos suenan, pero que no son Priorat ni Montsant. Un Rueda ni nos plan­teamos probarlo..., por no hablar de un tinto extremeño. Y todo esto si el juego lo circunscribimos a España, algo irreal dado que nuestro potencial de compra y fijación es internacional. Ahí Borgoña, Ródano, Cham­pagne, Jura o Barolo son imbatibles.

 

Por tanto, lector que estás por crear un proyecto vi­nero: más te vale tener esto en cuenta.

 

Y, por otro lado, lector que consumes vinos como proyección de tu propia intelectualidad: déjate de tan­to postureo de Instagram y prueba de todo. No me seas borrego.

 

Que, de seguir así, al final vamos a acabar bebiendo todos lo mismo, todo el rato.

 

 

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