Las subastas
Cualquier excusa es buena para juntarse a catar buenos vinos, y más si es en la Borgoña. Y si a eso le unes que la reunión es por una buena causa, el éxito está asegurado. Almudena Alberca MW
Uno de los encuentros del vino más esperados tiene cita el tercer fin de semana de noviembre de cada año. Un festejo por todo lo alto donde se citan los amantes del vino para celebrar la subasta benéfica de Los Hospices de Beaune.
Dicha subasta tiene un cariz muy especial. Se remonta a 1859, con lo que lleva celebrándose la friolera de 163 años. El origen data de 1443 cuando Beaune salía de una guerra de más de 100 años y el canciller de la ciudad decidió erigir el hospicio para los más pobres y necesitados a cambio de limosna. Este canciller, Nicolas Rolin, fue extremadamente inteligente en la creación de este hospicio, entregándoselo a la iglesia para su creación y dotando a la casa de Dios u Hotel-dieu de bosques, granjas y viñas para que pudiera desarrollar su labor. Además, tuvo la visión de construir un bellísimo edificio que se perpetuase hasta nuestros tiempos.
Pocos años después de su fundación, el hospicio comenzó a recibir sus primeras donaciones de viñedo hasta alcanzar las 60 hectáreas actuales, convirtiéndose en uno de los mayores productores de la zona. Ha sobrevivido al paso de los años sin ayudas gracias a las 50 ha dedicadas a la variedad por excelencia de la Borgoña (pinot noir; y el resto, a chardonnay). Las viñas son cultivadas por viticultores de la zona y se elaboran en su bodega. Pasada la fermentación alcohólica se pasan a barrica. Es a partir de este momento donde comienza la preparación de la subasta de los vinos del año, siendo la unidad de venta la barrica.
Los días previos a la puja los compradores se acercan para catar las barricas y así poder hacerse a la idea de la calidad de los vinos. La subasta solo puede hacerse a través de los négociant o profesionales del vino. Está organizada por la gran casa Christie's y se realiza usando la vela tradicional que permite hacer ofertas mientras la llama está encendida. Es la venta de caridad más famosa del mundo y los beneficios se destinan a la mejora de los equipos del hospital y a la conservación del hospicio.
Alrededor de la subasta se arremolinan cientos de grandes profesionales, conocedores y simplemente aficionados del mundo del vino, se realizan catas abiertas y privadas en bodega, comidas y encuentros para disfrutar de vinos maravillosos, un fin de semana de fiesta y degustación gracias al cual la zona ha conseguido incrementar su reconocimiento de manera internacional y atraer la atención mucha gente y mucho negocio.
Cada vez que disfruto de estos eventos siempre me acuerdo de nuestro país. Pienso que gozamos de zonas y de bodegas maravillosas, cargadas de mucha enjundia, de lugares emblemáticos con mucho relato por desarrollar. Realmente echo de menos la celebración de uno –o de varios– encuentros de este tipo que nos ayudaran a mostrar al mundo lo grandioso de nuestro patrimonio vitivinícola, las viñas, los vinos y, sobre todo, las gentes que están al frente.
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