La agitada vendimia 2023
Me hace muchísima ilusión comenzar como el año pasado... Hace ya tres vendimias que tengo la suerte de encontraros en estas líneas y como cada año siento la necesidad de hacer un pequeño homenaje y análisis a lo que acontece en lo que es el evento del vino más importante del año. Almudena Alberca MW
La vendimia 2023 ha venido cargada de emociones intensas y no ha dejado ni un ápice de tregua. Tres cosas han marcado para mí esta cosecha. La primera, la climatología, que ha derivado directamente en la segunda, que es la temprana fecha de la vendimia y, por último, aunque no menos importante, las producciones de uva, a veces escasas, a veces sobrantes.
La transición climática está marcando de una manera muy intensa el devenir de la cosecha. Está claro que necesitamos una revisión del calendario “festivo español” que se adapte a esta nueva era y que nos permita disfrutar del verano, de las fiestas locales y de los amigos. Al menos en el noroeste donde opero, no hemos disfrutado de ninguna fiesta popular sin despreocuparnos y sin mirar el reloj, madrugar para muestrear viñas o descargar los primeros remolques de uva.
El invierno cálido y soleado –junto con las abundantes lluvias de mayo y junio– adelantaron de forma considerable el ciclo vegetativo. Si a esto le sumamos la tremenda ola de calor de la tercera semana de agosto tenemos todos los ingredientes que han dado lugar a una de las vendimias más tempranas de la historia que conozco. Empezar entre tres y cuatro semanas antes la vendimia es una locura en bodega y en el campo ya que el personal se encuentra todavía deshaciendo maletas y secando el bañador y de repente hay que contratar vendimiadores que no han llegado todavía a la zona, instalar y reparar maquinaria esperando que el electricista y el técnico del frio adelanten sus vacaciones y dejar la preparación de los vinos de otras añadas y pedidos de vino a un lado para poner el sistema en marcha. Con esto lo digo todo y no digo nada.
Frente a la transición climática nada podemos hacer, salvo adaptarnos y estar muy atentos a las señales de la naturaleza. La parte que más me ha preocupado este año han sido los excedentes de vino de añadas anteriores en zonas muy importantes para nuestro país, además de ese fino equilibrio entre oferta y demanda que no ha sido capaz de compensarse ni siquiera con bajos rendimientos de producción en buena parte de España.
Esta inestabilidad da lugar a una reacción instantánea en la cadena del vino de una reducción inmediata de los precios, especialmente los de uva, afectando de manera severa al primer eslabón de la cadena, que es el viticultor. Este no tiene margen de actuación cuando se habla de un producto perecedero. En zonas donde los precios generan pocos beneficios, las fuertes rebajas en los precios de la uva dejan a nuestro primer eslabón fuera de combate y de este modo nuestra riqueza vitivinícola se pone en peligro. Afortunadamente no es generalizado en España y hay pequeñas zonas que están luchando por establecer y afianzar modelos sostenibles en el tiempo.
Para finalizar, un brindis muy merecido para todo el mundo del vino por haber superado esta vendimia 2023.
SOBREMESA no comparte necesariamente las opiniones vertidas o firmadas por sus colaboradores.
