Mayte Lapresta

Arde

Domingo, 13 de Junio de 2021

Escoger los mejores troncos de encina, uno a uno, perfectamente ordenados y con el tamaño adecuado. Organizarlos en una pira perfecta, con sus piñas provocadoras en el lecho y sus ramas finas perfectamente entremezcladas. Mayte Lapresta

Quizás hoy debamos usar sarmientos o darle un toque especial con alguna rama de arbusto aromático. Un poco de romero o de tomillo. Incluso algo de lavanda. Si te sientes innovador, por qué no usar varas de naranjo o huesos de aceituna que aporten matices y notas afrutadas.

 

Y prendes. Las llamas oscilan con delicadeza, mágicas y envolventes, cálidas y devastadoras. Lamen con hambre insaciable la madera seca, creando formas caprichosas y aleatorias de inmensa belleza. Una danza sensual que se acompaña de un sonido irregular, un tanto inquietante, crepitando, silbando. Ancestral y acogedor. Terrorífico y sedante. Hipnótico.

 

Así, contemplando la hermosura del fuego, reúno mentalmente todo aquello que deseo depositar en la hoguera. Busco el efecto sanador del fuego para librarme de lastres innecesarios, de momentos que quisiera borrar de mi memoria. Resetear para volver a disfrutar.

 

Y empiezo la quema. Los miedos, noches y oscuridad prenden sin compasión. El hambre, la enfermedad y la incomprensión se convierten en cenizas. Destruye esta gran hoguera la demagogia, la falta de recursos y el frío de la muerte. Como arte purificador arrojo un año y medio de pandemia para olvidarlo. Ese año largo en el que estuvimos sin estar, aplazando la vida una y otra vez.

 

Dejándome llevar una vez más por la metáfora, los últimos tiempos vividos nos han marcado a fuego. Han dejado una señal tatuada en nuestra piel para siempre. Imborrable, pero no irreparable. Han sido muchos meses de cansancio, tristeza y desamparo. Días largos de soledad y nostalgia. A todos esos malos ratos les hace falta una buena hoguera para ir depositando, uno por uno, cada pensamiento negativo. Y quemarlos todos a golpe de vacunas. Hacerlos cenizas a fuerza de alegría. Que no quede ni rastro en nuestra alma. Recuperar las sonrisas.

 

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