Lo que nos deparó 2021
Se acaba 2021 –el segundo pandémico– y parece que la normalidad, ya sea vieja o nueva, empieza a imponerse poco a poco, así es que se viene mi típico texto motivacional de cierre de año. Santiago Rivas
A pesar de la opinión de autoridades médicas como Miguel Bosé o Victoria Abril, gracias a la vacuna, aparentemente los chips de Bill Gates están funcionando, se puede concluir que, además de exponernos al control de grandes corporaciones, nos está permitiendo salir adelante y el final de esta masacre vírica está cada día más cerca.
Con alrededor de 90 000 muertes, solo en España, no es que estemos para celebrar nada, pero sí debemos mirar con optimismo al futuro.
Que mañana aparece una variante luxemburguesa y todos fallecidos pero, mientras tanto, no olvidemos que estamos sobreviviendo a un fin del mundo.
Por hacer teoría aplicada ahora en temas gastronómicos, que son los que competen a Sobremesa, esto se traduce en que, los que hayan salido de esta y puedan, vivan con alegría.
Que disfruten de la vida, hablen, griten, rían, copulen, viajen, escuchen, aprendan, salgan a gastar y consumir más que nunca, ya que hay mucho tiempo que recuperar y no hay mejor rescate a nuestra economía que el que podamos hacer los propios ciudadanos. Desgraciadamente, de la clase política poco podemos esperar, ya que andarán resolviendo otros problemas. Esos, precisamente, que ellos mismos se inventan. Muchas veces irresolubles, dada su propia naturaleza artificial, que es lo que interesa para estirar el cuento y, sobre todo, intoxicantes para poder polarizarnos y enfrentarnos. Vivir de la gresca ajena.
Pero girando al tema vinero, que es el que a mí me compete en Sobremesa, yo lo que os propongo es basar vuestro rescate en la diversidad.
El que se lo pueda permitir que no se corte, que beba de todo con todos los que pueda que no le caigan del todo mal.
Pequeño elaborador, bodega grande, “atlanticismo”, mediterráneo, vinos generosos, naranjas, espumosos, rosados, blancos, tinajeros, naturales, menos naturales o de chapa. De todo. Apuntaos a todo.
Una buena manera de celebrar que estáis vivos es darle a lo que se mueva y brindar dada la fragilidad de nuestra naturaleza.
Los que podáis menos, pues lo mismo, pero en versión por debajo de 10 euros. Y los que no podáis en absoluto, pues echaos amigos del primer grupo y ayudadles que con alguien se tendrán que beber lo que descorchen.
Ya vendrán tiempos mejores. De hecho, lo mejor siempre está por venir si te mantienes vivo el tiempo suficiente.
En definitiva, que cada uno haga lo que pueda y quiera, pero quered, y nada, esta Navidad espero que hayáis podido huir lo máximo de vuestra familia (si ese era vuestro deseo, que supongo que sí; vamos, a mí no me cabe en la cabeza otra cosa). Y si no es así, y la vida deviene implacable, sacad alguna botella de más y todo dolerá menos.
Nos seguiremos viendo en 2022.
O eso espero.
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