Mayte Lapresta

Una de clásicos

Domingo, 03 de Abril de 2022

¿A quién no le gusta una tarde de clásicos? Risas con trasfondo dramático con Billy Wilder y palomitas, o una hora y media de lágrimas en el sofá que culminan en la despedida entre Rick e Ilsa en Casablanca. Mayte Lapresta

En el horno, un pan de masa madre humeante perfuma el ambiente. De trigo sarraceno molido a piedra, por supuesto. En la cocina espera su turno una ensalada de tomate orgánico de un huerto local magníficamente presentado sobre un plato de barro hecho a mano por un artista de moda que los esmalta con técnicas ancestrales. El guiso ha sido preparado siguiendo la receta inol­vidable de la abuela, que será regado con vino biodinámico de mínima intervención cuyos creadores han optado por la tina de barro para su elaboración. Quizás pongamos esos vinilos maravillosos.

 

“Añorar el pasado es correr tras el viento”, asegura un proverbio ruso (mal momento para mencionar dicha nacionalidad…). Quizás, pero señores, quien diga que solo piensa en futuro miente. Vivimos en un eterno retorno al pasado a modo de revival que es tendencia. La historia se va, pero vuelve en un bucle fabuloso que ser repite una y otra vez mientras discurre deprisa en el camino del progreso. Y en ese ir y volver encontramos la razón de una querencia suave y constante que pone en valor aquello que se hacía antes. Porque la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos: las frutas eran más jugosas, el pan duraba más días, las hortalizas olían mejor, los pucheros cocían más despacio. Cuántas veces honramos al pasado con esa nostalgia del que lo ha perdido todo y se enfrenta a un mundo deshumanizado y falto de valores. Hay momentos en los que odiamos la vitrocerámica, nos espantan los precocinados, tememos que nos conteste Siri y miramos con desconfianza una esferificación de aceituna. Y volvemos el rostro buscando lo natural, lo correcto, lo básico. No pasa nada. No es necesario renunciar al recuerdo. Que cambien las cosas no quiere decir que tengamos que luchar contra todo lo bueno de nuestra historia. Lo de antes y lo de ahora, sin renunciar a nada. Porque son compatibles y complementarios. Vivamos mejorando… sin borrar ni una línea.

 

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