Santiago Rivas

Navinidad

Domingo, 04 de Diciembre de 2022

"SOBREMESERS", sin duda llega la peor época para un iniciado en el mundo del vino. Se nos viene encima una nueva Navidad. Santiago Rivas

Sufrimos especialmente porque sabemos que vamos a recibir ataques soterrados y violencia pasiva procedentes de todos los frentes y en muy diferentes, y estratégicas, formas. Tácticamente lo llevamos fatal, ya que a ver cómo te defiendes, sin ofender demasiado, de ese vino infame que te ha traído tu primo, ese primo que tiene a un cuñado trabajando en la cooperativa de Teruel.

 

 

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“Vinos buenísimos, pero es que no se saben vender, si fuera Rioja costaría mínimo diez euros”. Así que te lo suelta, sin pestañear ni delatar un posible chiste.

 

Si fuera un Bartolo (así llama tu vallisoletano suegro a la región de Barolo, no sabes si queriendo hacer una gracia o no) bien que te gustaría, pero como ahora resulta que no os gusta lo español…”. Eso oyes desde la cocina.

 

“Tráete vino, pero que sea vino, nada de Jerez ni de esas cosas tan fuertes que no hay quien se las beba, y también coge un champagne no muy caro que va a ser solo para brindar”, te arroja tu madre que ya está utilizando la Nochebuena para preparar la nochevieja.

 

“Y esto, ¿cuánto te ha costado? Porque ya te digo yo que no lo vale", te pregunta tu hermano después de mirar en Google que ese vino gallego, que encima es tinto, va y sale por unos 50 euros la botella.

 

“A mí me da igual lo que hayas traído, a partir de las 12 yo ya empiezo a pelotazos que el vino me da mucha acidez, yo no sé cómo no te cansas.” Esta frase, por supuesto emitida por tu cuñado, ya estaba tardando en salir.

 

“Yo es que no bebo, no me gusta el alcohol, paso, me da dolor de cabeza, sí que he traído muchos porros por si quieres.” Esta francotiradora verbal no la viste venir, como buena tiradora de precisión, es la novia de tu sobrino y es la primera vez que la ves. Ya tienes esa edad. Lo único bueno es que esta es la única persona de la velada que dice algo que, de verdad, te interesa.

 

Y cómo no, una tía tuya divorciada te va a soltar intrigada un...: “¿Y de esto se vive? ¿Te pagan por beber? Oye pues un día nos haces una cata a mí y a mis amigas que nos gusta mucho el vino, pero gratis que está la cosa justa, podemos pagar algún vino, o que cada una traiga algo que tenga por casa y nos enseñas, somos divertidísimas, ya verás”. Ahí ya solo piensas en salir con tu sobrino y su pareja a fumar. Fumar mucho.

 

Cuando vuelves a entrar, tu abuela ya se habrá echado agua en ese tinto de Napa porque si no, no le entra, mientras tu hermana te reprocha que haya tan poco blanco cuando perfectamente sabes que a ella el tinto le da dolor de cabeza.

 

Por no dejar de comentar todos los que te preguntan si escupes lo que pruebas, que les invites a un sarao. O qué gordo estás, “eso es por tanto alcohol”. A no ser que sea lo contrario y se cuestionen cómo dándole tanto al vino estás tan delgado.

 

Tienen salidas para todo, todo el rato, qué os voy a contar.

 

¡¡Feliz Navidad!

 

 

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