Santiago Rivas

Toca beber

Sábado, 14 de Octubre de 2023

Suenan tambores de guerra o, más bien, de incertidumbre y preocupación. Si ya desde el año pasado se decía que nos venía una crisis, parece que ahora empieza a materializarse en forma de estancamiento de ventas. Santiago Rivas

Internacionalmente el mercado se está parando, el mercado de todo y, por ende, del vino. Las bodegas perdieron como cliente, desde hace casi dos años, a Rusia. El Reino Unido, con su salida de la UE, cada vez lo pone más difícil en forma de tasas y burocracia, China parece adentrarse en un cataclismo inmobiliario (esto nos suena) y Estados Unidos tampoco es que esté muy boyante.

 

En Europa hay de todo. Suiza sigue siendo estratégica en las exportaciones españolas; Bruselas empieza a tener relevancia en ese sentido; Países Bajos ha entrado en recesión técnica, lo que no parece nada bueno para que mantengan sus niveles de consumo, y el resto de los países grandes del continente van un poco a lo suyo, que bastante tienen con sostener su propia industria vinera. Mientras tanto, Latinoamérica funciona en el sentido de que son muchos y con una asimetría de rentas importante: los que compraban seguirán comprando.

 

[Img #22586]Más o menos trazado parte del panorama, lo que queda claro es que vienen unos meses en que lo que toca es jugar a la defensiva: si se va a vender menos, hay que bajar la producción y venderlo más caro. Que nadie olvide que la gran crisis del 2008 hizo que algunos vinos se volvieran valor refugio; de hecho, la tremenda inflación de las referencias de prestigio internacional tiene parte de su origen en aquel drama socioeconómico. Por tanto, mientras nos llega el próximo reseteo, nosotros como consumidores podemos, cada uno en la medida de sus posibilidades, contribuir a atenuar el golpe. Este paquete de medidas de movilización ciudadana pasa por gastar, comprar vino, y no solo con fines especulativos, si no para beberlos. Ahí estaría bien que priorizarais lo español a lo extranjero. No es que yo sea especialmente patriota, pero sí que prefiero que le vaya mejor a un gallego que a un austriaco. Dad preferencia a los bodegueros amigos y si no tenéis conocidos dentro del sector, pues a los que percibáis que hacen un producto de calidad.

 

 

No compréis por debajo de cinco euros la botella; ese círculo contagioso de precariedad se activa con este tipo de consumo que no necesitáis. Esto no es ropa ni comida, si no tenéis más de cinco euros para un vino, comprad otra bebida u otro artículo.

 

Penalizad a la mala persona, aquí nunca separéis la obra del artista: si sabéis de algún sinvergüenza winemaker, canceladle.

 

De vez en cuando diversificad las compras. Si tenéis 50 euros para vino, comprad dos de 25 euros, así tendremos dos beneficiados de vuestro dinero en vez de uno.

 

A los que salís, hacéis afterwork y demás putivueltas: bebed vino, los combinados engordan una barbaridad y ya no tenéis edad para controlar con la facilidad de antes vuestro peso.

 

Con los postres igual: fuera los postres, el mejor cierre para una comida es otra botella de vino.

 

Dejad el tabaco que está carísimo, reinvertidlo en prioratos, riojas, ribeiros o lo que sea que os guste.

 

El cañeo igual; no me jodas, que los dobles de cerveza ya andan por cinco euros en cualquier local que no sea un antro. Por ese precio, siendo, por ejemplo, seis seres humanos, os podéis agenciar una botella decente en un bar de vinos, porque vais a ir mucho más a los bares de vinos, con buena cristalería, atención medio formada y pensada selección de botellas.

 

Y los spas y masajes no dejan de ser un foco de infecciones terrible, es pagar por infectarte con un hongo o un herpes; eso no te pasa con un txakoli.

 

Aquí ya no se sale ahí por salir; las juergas ahora serán autoconscientes y sostenibles, lo vais a pasar igual de bien y vais a beber mejor.

 

No seas hortera y bebe vino.

 

Hasta el fútbol te quiero viéndolo con un ribera del Duero o un valdeorras.

 

Todos podemos ayudar, es fácil; solo consiste en hacer lo que mejor se nos da: beber.

 


 

Imagen: Justin Aikin // Unsplash

 

 

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