Santiago Rivas

Marca blanca

Lunes, 15 de Noviembre de 2021

Hoy vengo con agradecimientos. Y es que hay veces en las que que la gente hace un buen trabajo y hay que decirlo; en primer lugar, para reconocérselo y, en segundo, para fomentar que el ejemplo cunda. Santiago Rivas

 

Esta vez no hay preámbulo.

 

Los sobremesers civiles (no profesionales del sector) deben saber que hay un tipo de evento muy curioso que gira alrededor de las Denominaciones de Origen.

 

Estas organizaciones, entre sus muchas funciones, tienen la de promocionar y divulgar los vinos y características de la región que representan.

 

Una de las maneras de hacerlo es organizar saraos en los que hay una parte explicativa de lo que quieren dar a conocer (nuevas campañas, clasificaciones, cambios en su legislación, premios, enoturismo… etc) y luego ya comida, cena, wineparty o todo junto.

 

Todas se ponen a la vanguardia y control del vino de la máxima calidad, como entes guardianes de la excelencia.

 

Pero luego va y, a la hora de darle al vino, al líquido en sí, te sirven de botellas con una etiqueta del logo de la DO de un productor, que no siempre se detalla, cuyo nivel no suele ir en consonancia con lo relatado en la parte teórica.

 

A estas botellas se le suelen llamar vinos institucionales o genéricos.

 

Cada DO, para evitar suspicacias de sus bodegas integrantes y/o terceros, suelen hacer concursos anuales, supongo en cata a ciegas, para elegir un vino representativo que vestirán con la imagen de la DO y servirán en los actos organizados por ella.

 

Yo esto lo puedo llegar a entender en un tipo de acto, o acción publicitaria, al que no pueden ir con veinte referencias diferentes. En uno en el que se quiera servir un vino de esa zona pero sin que la bodega elegida se supedite a la propia DO.

 

Resumiendo: entiendo el concepto de vino institucional orientado a acciones institucionales.

 

Pero que reúnas a la prensa, y los profesionales vínicos con mayor capacidad de prescripción del panorama, eches una monserga de lo especiales que fueron, son y serán tus vinos, de la singularidad de tu climatología y de tus vinificaciones, de tu historia, de tus suelos, de tu tradición y, luego, en vez de darme a probar un ejemplo de lo que estás narrando ponerme un vino que no se ni quién ha elaborado… no lo puedo entender.

 

Por mucho que haya otras bodegas que se sientan agraviadas por no poder aportar vinos a estos eventos por volumen (no hacen muchas botellas) o pretensiones (son productores que no frecuentan la cuestión winelover)... no me puedes estar dando la matraca con tu viñedo singular o paraje cualificado y luego beber un vino infiernero.

 

Si queréis hacer ruido, montarla, dar un golpe en la mesa, proceded internamente como queráis, pero dejadnos acceder a vuestro nivel máximo de calidad, no a vuestra media (o mediocridad).

 

Y esta idea que siempre ha sobrevolado este tipo de acciones va y la han empezado a aplicar, al menos que yo sepa, la DO Cava y la DOCa Rioja.

 

Seguro que hay otras que también; no quisiera ser injusto con las demás, pero yo solo puedo comentar las dos que yo he vivido.

 

Por supuesto tanto una como otra DO tienen muchas cosas que resolver y han sufrido, y sufren, con casos de bodegas disidentes de su gestión, pero yo desde aquí les reconozco la valentía, al menos en lo que es su parte divulgativa, de dejarse de chorradas, convocar a sus bodegas representativas y desembarcar con todo.

 

Es decir, montar catas en las que todo lo que bebes sí que roza realmente la excelencia, donde te dan ganas de hacer fotos, subirlas a tus redes sociales o hacer textos como este. En definitiva, predicar el catecismo winelover Eso no lo haces a base de vinos disfrazados del logotipo de la DO. Creo que las bodegas ausentes, por el motivo que sea, también se benefician de estas inercias aunque no estén presentes.

 

En concreto la DOCa Rioja lleva un mes muy loco mostrando, evento tras evento, músculo a base de la gran cantidad de pepinazos que puede sacar (en eso en este país no hay quien la empate ni de lejos). Realmente en mi corta trayectoria no había visto nada igual y se lo quiero agradecer.

 

Para mí es una estrategia de lo más acertada. Espero que los cainismos, politiqueos, envidias y demás gilipolleces no les hagan cambiar, ya que al final esto va de vender, y no hay mejor argumento de venta que enseñar lo mejor que tienes.

 

Y es que nadie vende un Ferrari mostrando un Dacia.

 

 

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